La imagen de la crucifixión de Jesucristo está inscrita en una Cruz en miniatura con un contorno suave de cuchillas. Los rayos que emanan de los medios, que simbolizan la luz, cierran la forma en la imagen de una obra completa y lacónica. En la parte posterior, con flores y capullos, las palabras de oración "que Dios resucite" y "Salva y salva". Corona la Cruz con la imagen del Querubín.